EL PRIORATO es un edificio histórico donde los monjes recaudaban los diezmos de Trespaderne y sus alrededores en el SXVII. Anteriormente, cerca del año 1052, el edificio fue parte de la Iglesia de San Millán construida bajo la ordenanza del Reino de Navarra. En aquel entonces, el pueblo de Trespaderne estaba repartido entre varios monasterios, el de Santa María La Real de Nájera (La Rioja) y el de San Salvador de Oña.

Todo hace indicar que en 1665 el lugar que eligió el abad de Oña para levantar esta casona fue sobre los restos de la iglesia de San Millán, que había pertenecido al monasterio rival de Nájera. En el Priorato empezaron a abonar estos tributos en forma de cereal, vino y ganado, que permanecían almacenados en los bajos del edificio.

En 1821, con la desamortización de Mendizábal, el Priorato dejó de pertenecer al Monasterio de Oña y se convirtió en una vivienda privada. Es aquí cuando comenzó su deterioro donde el interior y algunas partes de los muros de piedra sufrieron alteraciones que lo dañaron.

La más visible ocurrió cuando, el día de la proclamación de la II República en 1931, uno de los hijos de la familia cercenó la corona real del escudo de piedra.

Desde su abandono, el interior de ‘El Priorato’ fue infranqueable ya que la ausencia de mantenimiento generó un alto peligro de derrumbamiento. Solo el huerto, el establo y el antiguo horno se utilizaban ocasionalmente para las fiestas de San Bartolomé hasta que en el año 2011 se desató un incendio que arrasó su interior.

Nadie sabe cómo empezó el fuego pero afectó rápidamente a la estructura de madera y no se pudo hacer nada para evitar que colapsara. Solo sobrevivieron los muros exteriores de piedra, la escalera y los arcos, rescatados de entre los escombros en las tareas de limpieza posteriores.

El principal objetivo del proyecto, diseñado por el estudio Atienza Maure Arquitectos, fue introducir la mayor luz natural posible en la antigua casona castellana alterando al mínimo sus pocas ventanas y muros gruesos de piedra. Esto se consiguió abriendo cinco grandes lucernarios que recorren los espacios y los conectan entre sí, potenciando la amplitud de los espacios y la conexión entre ellos.

La siguiente intención fue elevar el valor histórico del edificio generando un nexo entre lo preexistente y lo nuevo gracias a la inserción de una estructura que replica y completa la original.

Se utilizaron materiales idénticos o análogos como la piedra, la teja árabe, la madera, el mortero de cal o el hormigón blanco, manteniendo un diálogo constante con los hábiles trabajadores de la región. Los jardines y la piscina han sido diseñados en base al clima y el paisaje de las Merindades.

Las Merindades es una comarca de Burgos situada al norte de la provincia, conocida por su gran belleza natural y su patrimonio histórico.
Durante siglos fue un importante cruce de caminos entre la Meseta y el norte peninsular, lo que dejó su huella en su patrimonio cultural. Cuenta con numerosos castillos, iglesias y monasterios que dan cuenta de su rica historia.

En la colegiata de Santa María de Valpuesta se han descubierto vestigios del castellano anteriores a los de San Millán de la Cogolla, por lo que actualmente los investigadores sitúan su origen en Las Merindades. A su vez, aquí también surgió el Condado de Castilla, cuyo nombre dicen que podría derivar del Castillo de Tedeja.

Una fortificación que tras ser fortín romano, se convirtió en el primer y más antiguo castillo de Castilla. Desde el castillo se puede ver el desfiladero de la Horadada y la sierra de la Tesla.

En Las Merindades dependiendo de las épocas del año y de la meteorología hay espacios de gran belleza natural. Está disponible una app de autoguiado llamada “Linea Verde Las Merindades” con una extensa lista de rutas que hacer en coche, a pie o en bici. Destacan la cascada de Gujuli en el Parque Natural de las Hoces del Alto Ebro y Rudrón, la Laguna de las Peces en el Parque Natural de los Montes Obarenes-San Zadornil, o el espectacular desfiladero de La Horadada, a apenas dos kilómetros del Priorato.

Se puede recorrer por la recién inaugurada Vía Verde una antigua ruta reacondicionada donde transitaba el ferrocarril de Santander al Mediterráneo llena de sorpresas, espectacular por sus variados paisajes, pueblos con encanto, estaciones, la huella del ferrocarril destacada con una locomotora en Villarcayo, la posibilidad de cruzar el gran río Ebro… sin duda un itinerario precioso que está llamado a convertirse en una de las grandes vías verdes del panorama nacional e internacional.

Monasterio de Santa María de Rioseco: un importante monasterio cisterciense fundado en el siglo XII, que estuvo abandonado durante décadas y que actualmente está siendo restaurando.

Una cueva situada en el desfiladero de La Horadada, en el Parque Natural de los Montes Obarenes-San Zadornil. La ruta hasta allí es preciosa y puede hacerse por la Vía Verde a pie o en bicicleta desde El Priorato.

Conjunto de cuevas de más de 110 km de longitud, declaradas monumento natural. Cuenta también en su interior con una pequeña ermita, que data del siglo XI y que es considerada como uno de los mejores ejemplos de arquitectura románica en la comarca.

A apenas 7km de El Priorato se encuentra el pueblo de Pedrosa de Tobalina donde está una de las más espectaculares y conocidas cascadas. El río Jerea se precipita en una caída de casi 20 metros de altura y más de 100 metros de anchura; un espectáculo grandioso en época de deshielo o de fuertes lluvias. Además, es una magnífica zona de baño para disfrutar en verano.

A escasos 14 kilómetros de Trespaderne, en pleno valle del Ebro, sobre un peñasco desde el que se domina todo el territorio, emerge la inconfundible silueta de la ciudad de Frías.

Arriba, el castillo, abajo, las casas, apiñadas en torno a la calle mayor en una imagen que las deja prácticamente colgadas sobre el precipicio desafiando la ley de la gravedad.